En la aldea de Orcival, unos pescadores furtivos han descubierto el cadáver de una mujer, la Condesa de Trémorel. No muy lejos de allí, el castillo en el que habitaba la víctima ha sido profusamente registrado, y la policía no halla rastro alguno del Conde de Trémorel, esposo de la víctima.
Enviado por la Prefectura de Policía, el agente Lecoq, el más hábil investigador del cuerpo, es capaz de establecer los elementos del terrible crimen.
Pero aunque cuenta con un elaborado plan para desentrañar el misterio, Lecoq es consciente de que el resultado de sus pesquisas se presenta preocupantemente incierto.